A. Latina: ¿llegará el día sin corrupción?
Mariana Martínez Columnista, BBC Mundo
Una vez más, la entidad no gubernamental con sede en Alemania, Transparencia Internacional (TI), ubica a Latinoamérica entre las primeras regiones del mundo con mayor corrupción. Ecuador aparece liderando la lista de países de la región con los políticos más corruptos, mientras que a nivel de instituciones, los partidos políticos, los parlamentos, la policía y el poder judicial, se llevan los primeros galardones.
Corrupción: las perspectivas no cambian.
El Barómetro Global de la Corrupción 2004, calculado por TI en base a una encuesta llevada a cabo en 64 países del mundo entre más de 50 mil personas y en la que se preguntó al público en general ¿hasta qué punto usted percibe que las siguientes instituciones (políticos, parlamentos, policía, entre otros) son afectadas por la corrupción?, muestra a los partidos políticos como los más vulnerables.
En opinión de sus ciudadanos, Ecuador aparece como el país de Latinoamérica con los políticos más corruptos. En escala del 1 al 5, donde 1 quiere decir no corrupto y 5 extremadamente corrupto, Ecuador alcanzó 4,9 puntos, seguido Argentina y Perú, con 4,6; Bolivia, Brasil, Costa Rica y México, con 4,5 puntos.
A nivel de legisladores y parlamento, Ecuador también recibió el mayor puntaje, con 4,8, seguido por Argentina y Perú con 4,6 y 4,5 puntos respectivamente. La policía y el sistema judicial también fueron duramente atacados por la crítica de la opinión pública. Ecuador, Perú, Argentina y Brasil, obtuvieron los puntajes más altos.
La encuesta de TI también buscó estimar cómo ven los ciudadanos la corrupción en el futuro y comparar la corrupción con otros problemas que enfrentan los latinoamericanos hoy en día. Los resultados fueron también desalentadores.
Corrupción vs. Pobreza
Cuando se le dijo a los encuestados que calificaran del 1 (no es un problema) a 4 (un gran problema) las siguientes dificultades que afectan a la región: inseguridad, desempleo, corrupción política, pobreza, problemas ambientales, violación de los derechos humanos y corrupción administrativa, en algunos países, la corrupción política tuvo igual importancia que el desempleo y la pobreza.
Percepción de la corrupción política en América Latina
Ecuador 4,9 en escala de 5
Argentina 4,6
Perú 4,6
Bolivia 4,5
Brasil 4,5
Costa Rica 4,5
México 4,5
Datos del Barómetro Global de la Corrupción 2004, Transparencia Internacional
En Argentina, por ejemplo, los ciudadanos asignaron el mismo puntaje (3,8) a la corrupción política, que al desempleo, el crimen y la pobreza. En Brasil, la corrupción política alcanzó igual importancia que el desempleo (3,9), mientras que en Perú se igualó a la pobreza (3,7 puntos).
Brasil fue el país de la región donde los ciudadanos le otorgaron el mayor puntaje a la corrupción (3,2 puntos de 4) como un factor que afecta el desenvolvimiento de la vida diaria y de la familia, seguido por México (3.1) y Ecuador (3.0).
Los datos arrojados por el Barómetro Global de Corrupción 2004 no hacen más que corroborar los resultados obtenidos por el Índice de Percepciones de Corrupción (IPC) también calculado por la entidad, y que mide el nivel de corrupción percibido en cada nación pero a través de los ojos de los expertos y no del público en general como lo hace el Barómetro Global.
El IPC califica a 133 países en un ranking que va del 1 (altamente corrupto) al 10 (altamente limpio), y en 2004 había ubicado a Haití (con 1,5 puntos), Paraguay (1,9), Guatemala (2,2), Bolivia (2,2), Venezuela (2,3), Honduras (2,3) y Ecuador (2,4), como los países más corruptos de la región. Argentina obtuvo 2,5 puntos, Perú 3,5, México 3,6, y Brasil 3,9, al tiempo que Uruguay y Chile fueron los menos corruptos de la región con 6,2 y 7,4 puntos respectivamente.
Enfermedad de la región
En suma, dos índices diferentes (uno que toma la opinión del público en general y el otro la de expertos) que sólo llegan a una misma conclusión: la corrupción es una enfermedad que afecta a América Latina.
Un año atrás, y al analizar el IPC en estas mismas páginas, algunos lectores del barómetro económico me tildaron de "demasiado exagerada" o de "no dejar el espacio a la duda" cuando dije que América Latina fue, es y será corrupta.
Nos percibimos como corruptos.
Nada me hubiera gustado más que estar equivocada. Sin embargo, y según los datos del informe de la IT, las perspectivas para la región no han cambiado mucho de un año para otro.
La corrupción sigue siendo un flagelo para la región y todo parece indicar que lo seguirá siendo por un buen rato.
América Latina seguirá siendo corrupta en el futuro a menos que ocurra un cambio radical, tanto en la mentalidad de aquellos que tienen el poder y dirigen las instituciones que hoy calificamos de corruptas, como en la sociedad en su conjunto.
Es difícil imaginar el día en que un político decida por voluntad propia no poner sus manos en las arcas públicas, simplemente porque "no es ético", o a nivel más cotidiano, que una persona decida no tomar ventaja de los "amiguismos" y decida hacer todos los trámites necesarios para abrir un negocio propio. ¿Lo cree usted posible?
Al menos, los datos de la TI muestran que será bastante difícil de lograr. Cuando se le preguntó a los ciudadanos latinoamericanos si habían recurrido al "soborno" o "coima" en los últimos 12 meses para solucionar algún problema de la vida cotidiana, en Bolivia, el 29% contestó que sí, frente a un 27% en Ecuador y un 19% en México.
A esto hay que sumarle que el 62% de las personas encuestadas en Ecuador, el 61% en Costa Rica, el 41% en Guatemala y el 37% en Perú, esperan que la corrupción se incremente y mucho en los próximos tres años.
En medio de todas estas estadísticas poco alentadoras, aparece una luz en el camino: el Convenio de Naciones Unidas contra la corrupción y que ya ha sido firmado por doce naciones y se espera que 30 lo suscriban para entrar en vigor. La idea es favorecer, entre otras cosas, la devolución de activos robados por políticos y la extradición de dirigentes corruptos. Algo que sin dudas llevará tiempo.
Definitivamente, luchar contra la corrupción no es una tarea fácil. Requiere de la colaboración de todos. Es por eso que, la próxima vez que perciba que algún empleado público, político o gobernante, se está apoderando de lo que no le pertenece, no lo deje pasar por alto. Recuerde que la lucha contra la corrupción es tarea de todos.