Masacre a la luz del día
En Esmeraldas. Eulalio Ortiz y Valentín Ayoví amarran los pedazos de madera que serán llevados por el río hasta el puerto de Borbón. Foto:Archivo / EL COMERCIO |
La veda debe incluir, además, políticas para generar nuevos empleos.
Quienes mayores réditos obtienen son las madereras. En Esmeraldas trabajan cinco.“Aunque la mayoría realiza su explotación conforme dicta la Ley, gran parte incumple los planes de manejo”, dice Mauricio Angulo, director provincial del Medio Ambiente.
El problema se agrava con la tala ilegal de bosque nativo. A diario, decenas de tráileres ingresan y salen de la provincia cargados de madera.
La mayor parte de esos grandes troncos proveniente de las reservas forestales. Desde enero hasta julio del 2007, según la Dirección Provincial del Ministerio del Ambiente, se realizaron 15 detenciones.
Los cinco puntos con los cuales cuenta el Estado para controlar la salida de madera son insuficientes. En esmeraldas, anualmente se tala un promedio de 25 000 ha de bosque.
Pese a que el Gobierno anunció la veda total de madera, el decreto aún no se ha oficializado. Por eso, tanto las comunidades como las empresas madereras continúan sus actividades. En lo que va del 2007 se entregaron 125 licencias de explotación.
Gonzalo Jumbo, ingeniero forestal y regente de la maderera Codesa, asegura que la medida “es más política que técnica”, porque seis meses no bastan para que el bosque se recupere, se requiere de una verdadera estrategia de reforestación.
La medida afecta a pequeños y grandes madereros porque muchos pobladores, sobre todo del norte de Esmeraldas, viven directa o indirectamente vinculados con esta actividad de explotación que está acabando con uno de los puntos más ricos en bos ques que posee el Ecuado